Norma Jara y Camilo Taboada (T.Tarde 5to 4ta y 5to 5ta) les regalaron entre otras cosas un Video que estuvimos preparando junto con Erica Guzman Yañez (Vice-directora T.T.)
Por su parte Patricia Vilana y Beatriz Rondón junto con Alicia Amadeo (Vice-rectora T.M.), trajeron un precioso P.Point que compartimos en el patio (cañon y pantalla de por medio).
http://www.slideboom.com/presentations/114490/5to-ma%C3%B1ana
En ambos actos (Mañana y Tarde) disfrutamos un clima muy intimo... con sabor a "fin de Ciclo..."
Prometemos fotos.... (que Ana Pombo "infaltable" estuvo registrando)...
Prometemos fotos.... (que Ana Pombo "infaltable" estuvo registrando)...
Continuará...
Norma Jara fue mi profesora de Castellano en un secundario para adultos del GCBA hace ¡demasiados! años. (Cuando yo tenía el pelo muy largo, casi tanto como lo tuve hasta el año pasado).
ResponderEliminarY cada vez que hablo de ese lugar, o que pienso en él, siempre viene ella a mi memoria, junto con un recuerdo de cariño y gratitud.
No sólo como profesora, sino también por un par de gestos que tuvo hacia mí.
El último día de clases se lo dije explícitamente, y supongo que durante esos tres años también se lo había hecho saber.
Ahora pasaron como quince años de aquello, y encontrar su nombre en la web -o hablar de ella con una persona hace poco- me hace notar que esos sentimientos vigentes en mí.
Como el tiempo parece circular (adjetivo, no verbo), vuelvo acá porque ayer, cerca de donde se cruzan Chiclana y Caseros, se (me) cruzaron pasado y presente: después de varios días pensando mucho en aquel colegio de hace décadas debido a alguna profesional de la salud mental con la que salió el tema y movió placas tectónicas de recuerdos, (creo que) me crucé con Norma en la calle, cerca de la parrilla amarilla de esa cuadra cortita.
ResponderEliminarDigo "creo" porque la gente cambia físicamente en 25+ años, o porque si venís pensando en alguien y aparece en la penumbra de una calle de Pompeya una persona que camina como recordás que caminaba aquella persona, puede que sea, pero también puede que el recuerdo propicie el engaño. La acompañaba una pareja de jóvenes y no se me ocurrió una forma de preguntarle si era o no sin sentirme ridículo.
Hablábamos con la psic. que de ese tiempo lejano no me quedaron vínculos -tal vez porque era imposible que en ese lugar se generaran vínculos duraderos, lástima no haberme dado cuenta a tiempo- ni se concretó lo que parecía prometer el futuro. Lo único que me quedó, aparte del papelito que acredita mis estudios, es un manojo de recuerdos: los que tengo de mí, que fui el mejor que pude ser, aunque no haya servido de mucho; los de los demás, que obviamente eligen a las personas con las que hubo algo parecido a un vínculo.
Y entonces pienso que quizá no interrumpí su recorrido para no poner en riesgo la perfección de este solipsismo construido de recuerdos y relatos de recuerdos, porque si pienso en Norma la sensación que produce la memoria está teñida por la nostalgia. En cambio, al acordarme de gente con la cual la relación avanzó un poco más, y luego terminó estrellándose, como la profesora que cultivaba una cercanía que incluyó invitarme a su casa, pero que de un día para otro y sin avisar dejó de atenderme el teléfono, los buenos recuerdos quedan sepultados por una marea de neurotransmisores vinculados con la tristeza y la decepción.
Y si quiero darle rosca al amplificador de la memoria, vuelvo a esa frase que tengo anotada desde que la dijo, una noche que acompañó mis solitarios recreos y fuimos hasta la parada del 6. “Yo tengo un recuerdo tuyo en primer año: estabas vos solo por un lado protestando (una de las notas que me habían redondeado para abajo), y el resto por otro. Y yo decía: ‘Ya vas a aprender, Quijote’”.